Tejiendo la tradición en Chinchero

El presente ensayo es parte de un primer encuentro con la población de Chinchero en fechas correspondientes a la celebración del Corpus Christi; la misma que concentraba población “indígena”[1], “mestiza” y visitantes (turistas); quienes, reunidos en la plaza principal del distrito, presenciaban el desfile de los santos y la escenificación de las comparsas típicas por parte de los danzarines locales llegados de la peregrinación a Qoyllurit’i. Durante dicha celebración resultaba imposible ignorar la presencia de un grupo de personas que vestían traje típico, éstos eran denominados “alcaldes vara” o “varayoc[2] llevaban ponchos y ch’ullus[3] delicadamente tejidos. De este primer encuentro mi interés por estudiar los textiles. En posteriores visitas dentro de días no festivos pudé observar a mujeres desplazándose vestidas con trajes típicos del distrito llevando una P’uska[4] en las manos.

Chinchero, es un distrito que se encuentra a 29km de la ciudad de Cusco, pertenece a la ruta del valle sagrado de los incas. Se caracteriza por la armonía entre los diferentes estilos arquitectónicos presentes; una de esas características es el empedrado de las calles con estilo rústico y la prevalencia de las casas de adobe; así como la plaza principal, que se halla entre la confluencia de tres comunidades (ayllus)[5], donde se encuentra un muro de origen incaico con doce hornacinas que sirve de paramento y contención de otra plaza a manera de atrio frente a la iglesia colonial. Así mismo, presenta además arcos coloniales en las esquinas de la plaza y andenería incaica. Concentra población de procedencia rural y urbana. Las actividades económicas están referidas a la agricultura, ganadería, obras del parque arqueológico, comercio, servicios y artesanía.[6] Esta última ha ido adquiriendo mayor relevancia frente a las demás actividades económicas a razón del auge turístico durante la década de los 70’s en adelante. A finales de la década de los 90’s comenzaron a gestarse locales comerciales dedicados a la venta souvenirs[7] propios de la localidad, primando entre ellos los textiles. Producto de esta relación económica, los dueños de estos locales (siendo en su mayoría mujeres) captaron rápidamente el interés de los visitantes de encontrar un ambiente “natural” y “no contaminado por la vida occidental”.


[1] La RAE define indígena como: (Del lat. indigĕna). 1. adj. Originario del país de que se trata.

[2] Varayoc es la denominación que se utiliza para las autoridades de las comunidades campesinas quienes portan una “vara” que contiene elementos andinos y católicos.

[3] Ch’ullu: gorro con orejeras, tejido de hilos de colores y dibujos característicos por zonas y regiones andinas, su uso es para contrarrestar el frío en la cabeza, lo usan sólo los varones.

[4] Rueca para hilar lana.

[5] El distrito cuenta con varias comunidades campesinas, sin embargo, la población local reconoce los ayllus Kuper, Ayllupongo y Yanakona como las más importantes.

[6] Distingo la actividad artesanal de la comercial por ser tema principal del presente escrito.

[7] Recuerdos

De este modo, comenzaron a recrear la producción de tejidos frente a los turistas, incidiendo en las técnicas de antaño, entre ellas el hilado de la lana, el teñido y el tejido. Además, incluyendo una explicación de los elementos inmersos en los textiles.

Durante años recientes, muchas mujeres del distrito decidieron volver a vestir con atuendos de antaño y elaborar un discurso de “rescate de las tradiciones”. Reinterpretando el arte textil, otorgándole características excepcionales frente a otros textiles de la zona andina. Así mismo, las agencias de turismo las han rotulado como “the masters weavers of chinchero”, “portadoras de la cultura viva”, “living heritage”, entre otros.

Las mujeres (tejedoras) hacen uso de esta indumentaria[1] para exponerse frente a los turistas con el fin de mostrar la imagen preconcebida que ellos tienen sobre la mujer indígena. Una aproximación a este fenómeno viene desde Bruner[2], quien afirma que la autenticidad para el turista es una construcción que depende del observador, es una proyección para la conciencia occidental y para las imágenes estereotipadas creadas en la misma. Es reconocible que este proceso también implica un proceso de venta de la imagen indígena.

Las investigaciones de Callañaupa[3] sobre el textil en Chinchero, sugieren que la dinámica del turismo en las comunidades puede potenciar un proceso de continuidad y salvaguardia de las tradiciones culturales, que se encuentran en peligro de desaparecer. Así como apoyar a mitigar la pobreza de las mujeres de las zonas rurales. Evidentemente porque dicha dinámica se nutre de un aspecto económico y se expone cargado de un discurso reivindicativo de la cultura andina.

Este discurso tiene como base la tradición que se expresa en una conciencia de ponderación al modo de vida y la vestimenta de antaño, por lo cual muchos de los pobladores señalan “…en las comunidades todavía siguen manteniendo sus tradiciones…”, “en las comunidades todavía se siguen vistiendo con sus trajes típicos”. Hecho que implica un reconocimiento de lo tradicional con la vida comunal y lo moderno con la vida urbana. El éxito alcanzado por los dueños de los centros textiles incentivó a que muchas mujeres del distrito se interesen por ser parte de esta dinámica, hecho que genero un crecimiento notable de la producción artesanal, así como centros textiles cuales son un ejemplo de empresas exitosas que valiéndose de las potencialidades locales pueden ser agentes de un desarrollo endógeno, en cuanto a la identidad e ingresos económicos.


[1] Denominada “propia de Chinchero” o “tradicional de Chinchero”. Cual consiste en una falda negra o pollera con borde rojo, camisa blanca, un pequeño saco rojo delicadamente adornado con vistosos botones y finos bordados, una montera roja con pequeños pliegues encima; pequeñas y numerosas trenzas; ojotas; y una manta atada a la espalda tejida manualmente.

[2] PEREIRO, Xerardo. 2009. Turismo Cultural. Uma visão antropológica. PASOS, Revista de Turismo y Patrimonio Cultural. España, Asociación Canaria de Antropología.

[3] CALLAÑAUPA, Nilda. 2012. Tradiciones Textiles de Chinchero, Herencia Viva. Perú: Centro de Textiles Tradicionales del Cusco.

En cuanto a la identidad, Eva Fischer[1] menciona que el valor agregado de los textiles consiste en su aspecto cultural. En ese entender me atrevo a afirmar que las demostraciones del proceso del tejido contienen también este aspecto. Porque las tejedoras no son entes mecánicos que realizan una acción concreta, sino son individuos propios de una cultura que realizaran intercambios simbólicos con los espectadores, en cierto sentido no solo se muestra cómo se elabora un textil, sino también se trata de reflejar durante toda la demostración, la vida social de las tejedoras, lo que resulta siendo en algunos casos una introducción a los aspectos económicos, domésticos, festivos, conceptuales del pensamiento andino.

Y en cuanto los ingresos económicos, los textiles tradicionales tienen un alto precio dentro del mercado porque más allá de ser una mercancía de gran esteticidad, contiene valores culturales en su iconografía, calidad y diseño. Teniendo en cuenta que los textiles tuvieron una función importantísima dentro de la cultura andina desde la época pre-hispánica hasta nuestros días. Murra[2] señala al respecto que la relevancia del tejido se debía a que la manufactura textil gozaba de importancia en el ámbito político y económico. Esta puede ser una de las razones de porque el textil de Chinchero se ha posicionado dentro de los mercados locales, nacionales e internacionales.

Concluyo este ensayo exponiendo algunas consideraciones preliminares. Primero, el proceso de la tradición textil en Chinchero paso por dos momentos claves, a mediados de los 70’s con la creación de la primera asociación de artesanos y a mediados de los 90’s con la creación del primer centro textil; cual repercutió notablemente en la definición de tradicionalidad e identidad de los pobladores de Chinchero. Segundo, es posible considerar que se ha creado una narrativa de “lo natural”, y de la tradicionalidad que pasa de “generación en generación”, junto a una mistificación de los elementos consignados para la elaboración de los textiles, entre ellos el uso de “el shampoo incaico”, la cochinilla para pintar los labios, entre otros. Tercero, el mercado turístico que floreció a mediados de los 70’s del siglo pasado, ha incentivado a la creación y adaptación de “espacios turísticos” para generar empresas prosperas a través de la demostración del proceso del tejido que al mismo tiempo da lugar a prácticas económicas que aprovechan óptimamente el medio circundante.


[1] FISCHER Eva. 2011. LOS TEJIDOS ANDINOS, INDICADORES DE CAMBIO: APUNTES SOBRE SU ROL Y SIGNIFICADO EN UNA COMUNIDAD RURAL. Chungara, Revista de Antropología Chilena. Chile, numero 43, pp. 267-282.

[2] MURRA John. 1978. LA ORGANIZACIÓN ECONÓMICA DEL ESTADO INCA. México: Siglo xxi editores, s.a.