Imaginen esta situación: después de meses o años de esfuerzos, el negocio soñado  ya está en marcha. El producto o servicio que hacemos es muy bueno, nuestros amigos nos elogian, abrimos el local, oficina o el taller, y salimos a vender. Pero pasa el tiempo y las expectativas no se cumplen. Las cuentas a pagar empiezan a llegar, los ingresos no alcanzan la meta esperada y no podemos cubrir ni los costos operativos del negocio.

Intentamos bajar los costos, pero reducir algunos gastos no da resultado. ¿Qué es lo que está fallando?

Posiblemente nos olvidamos del marketing, un componente clave de todo negocio exitoso. ¿Estamos realmente satisfaciendo una necesidad de nuestros clientes? Si éste  es el caso, ¿Tenemos el precio adecuado, elegimos el lugar correcto, hacemos una distribución eficiente? Y tal vez lo más importante, ¿Estamos comunicando adecuadamente lo que hacemos?

Cada vez más, la comunicación o promoción se está transformando en una de las variables decisivas en la estrategia de marketing de las empresas. Grandes corporaciones de consumo masivo dedican presupuestos crecientes a la promoción de sus productos. Una gran producción cinematográfica de Hollywood, por ejemplo, cuesta US$ 100 millones. Pero los estudios invierten otros US$ 50 millones en promoción y publicidad. Si los grandes estudios de Hollywood necesitan gastar esas enormes sumas para hacer conocer a los consumidores, que ya está en los cines la tercera parte de “El Hombre Araña”, ¿Qué se puede esperar para el resto de los mortales?

 La buena noticia es que para llegar a más clientes no es necesario asignar grandes presupuestos a campañas de publicidad y promoción, los emprendedores y las empresas pueden desarrollar estrategias de marketing efectivas y con presupuestos  acordes con su operación. Abundan ejemplos de empresas que lograron imponer una marca y expandir su negocio apelando a estrategias inteligentes, como lo demuestran empresas del medio que ya están conquistando incluso mercados internacionales.

Desde el contacto cara a cara, pasando por el marketing directo a través del correo o internet, hasta la publicidad en medios locales o especializados, sin olvidar la participación en ferias y eventos sociales, hay numerosas estrategias disponibles para que las pequeñas empresas puedan hacer conocer sus productos y sus marcas.