ARTE COLONIAL

Pintura

Muchos artistas peninsulares llegaron en el siglo XVI para montar talleres y difundir las tendencias de la época. En un primer momento, la pintura peruana tuvo una marcada influencia renacentista. El origen de la pintura colonial esta relacionado con la llegada de tres pintores italianos: Bernardo Bitti, Mateo Pérez de Alesio y Angelino Medoro, Bitti es considerado su iniciador. Estos pintores desarrollaron el estilo manierista.
Con el barroco desapareció la unidad artística de la época del manierismo y comenzaron a surgir escuelas locales de pintura. Mientras Lima ideaba un lenguaje sofisticado para expresar el barroco, en el Cuzco, el obispo Manuel de Mollinedo (1673-1699) procuró replicar el arte del seiscientos europeo en sus diócesis.
Contó con la ayuda de Basilio de Santa Cruz Pomacallao, que inspirado en la obra de Rubens, desarrollo una riqueza cromática y gran dinamismo en sus pinturas. Asimismo, Diego Quispe Tito, más identificado con los estratos nativos, inició, sobre la base de los grabados flamencos, el desarrollo un genero paisajístico que tuvo gran repercusión en los pintores anónimos del siglo XVIII.

Escultura

A partir del siglo XVI, la escultura europea se introduce en el virreinato peruano. Escultores y obras de procedencia sevillana tuvieron importante significado. En Lima comienzan a manifestarse estilos cada vez más propios, alejados de los europeos.
Debe mencionarse la producción de escultores indígenas que se incorporaron a estas tareas, primero como expertos canteros que colaboraron en las labores de relieves escultóricos de carácter decorativo y luego en los trabajos de imagenería. De España se importaron muchas técnicas tradicionales para trabajar con mármol, piedra, madera, pastas, marfiles y metales, a las que se añadieron en tierras americanas las del maguey, de probable tradición indígena. De este periodo son los talleres de escultura en los que los maestros sevillanos o castellanos conducían los trabajos de aprendices, entalladores, alarifes e imagineros, entre los que figuran Cristobal de Ojeda, Alonso Gómez, Diego Ortiz de Guzmán y otros artistas, como Juan Bautista Guzmán y Melchor de Sanabria.
En el siglo XVII siguen emigrando a Lima artistas y obras que anuncian un cambio en el estilo. En esta tendencia destacaron Martín Oviedo y Martín Alonso de Mesa y Villavicencio; esté último participó en la ejecución de la sillería del coro de la catedral de Lima en 1624 a 1626, obra que se considera la inauguración del barroco colonial.
Mención aparte merece la obra de Martinez Montañés, quien influye en toda una generación con la apertura al realismo. Un activo núcleo de escultores que seguían a este maestro seguían en Lima en pleno siglo XVII. Durante esta época fue normal que indígenas, mestizos y criollos se formaran al lado de un escultor emigrado o adoptaran la plástica de la época. De esta etapa data la construcción de la fuente de la Plaza de Mayor de Lima, hecha por orden del virrey don García Sarmiento de Sotomayor. Antonio de Rivas fue el fundidor de la fuente y el diseño perteneció a Pedro de Noguera. El alarife Juan de Mansilla fue el creador de la cañería que llevaba el agua desde el reservorio vecino al colegio Santo Tomás.

LA HUIDA A EGIPTO

Técnicas y Materiales en la escultura

La escultura con bronce no tuvo gran demanda en América y se aplicó la técnica de cera pintada. La escultura con barro consistió en el modelado, cocido y policromado de piezas. Esta técnica funcionó muy bien debido a las tradiciones alfareras y alcanzó volúmenes de producción incalculables. Se dio gran fusión de técnicas prehispánicas con aportes europeos, en la escultura con madera fue común el uso de la pasta de madera (mezcla de aserrín, yeso y cola), que permitió modelar figuras y cubrirlas con paños y telas decoradas. La piedra, el mármol y el alabastro, se usaron para los relieves de fachadas, portadas y estatuas con diversos temas.

Programa de Sucedió en el Perú sobre la relación de la labor evangelizadora en tiempos de la colonia y sus manifestaciones artísticas.

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