René Rodolfo Ramírez Lévano nace en Lima en 1937 y fallece en el Cusco hacia 1970. Las causas de su deceso tempranamente a los 33 años en un río montañoso de La Convención, dejaron un aura enigmática alrededor de su muerte y por lo mismo de su obra. Nacido en Lima en 1937, Cusco es el único testigo de su producción literaria que se resume en “Los versos humeantes (1965)”, “Erótica y los preceptos nuevos (1967)”, “Poesía de pie (1968)” y “Las Chiquitas (cuento, 1969)”.
No hay un libro que reúna el grueso de su obra poética que -cuestionablemente- Ángel Avendaño considera como poesía de la negritud, de tono dulzón, sincopado, de festejo y cumbambé. Comparto más su criterio cuando asevera que la poesía de Ramírez Lévano congrega: “Emociones directas, ojos avizores y una especial percepción para captar la realidad, singularizan sus creaciones líricas, las tornan críticas, sugestivas, negadoras de toda melancolía y tristeza, como corresponde a un poeta de sus ancestros, sin apegos a lo inka ni a lo indio; directamente imbricado en las raíces de Alex Haley.” (Historia de la Literatura del Qosqo / Del tiempo mítico al siglo XX, Tomo II, pág. 608, 1993).
Para Mario Pantoja: “Al mismo tiempo animaba -con desbordante entusiasmo- dos revistas de cultura “Awqatinkuy y Achanqaray”, agrupando en torno a ellas a los poetas jóvenes de entonces. La originalidad que intenta buscar en su poesía no solamente está en reflejar la vida social cotidiana en el Cusco y el país, sino en el modo de poetizar con elementos históricos. Así, Ramírez va dignificando a algunos de los personajes de la historia (Amaru, Bastidas, Olaya, Bellido, Huamantica) a través del lenguaje apegado al realismo, marcado de acento altamente expresivo, y que es capaz de enunciar ese rito declarado por Stéphane Mallarmé: purificar en algo las palabras de la tribu.” (Piedra sobre Piedra / Poesía Cusqueña Contemporánea pág. 196, 2000)
Su poema “Cuestión Cusco” es uno de los textos neurálgicos y sentimentales sobre nuestra ciudad y desde donde podemos ejercer una observación de las motivaciones de su obra: “Aquí yace el hueso terco de la patria. Aquí habita la voz rencorosa de la historia. Aquí rondan los sueños silenciosos de los pueblos. Aquí fue viuda la tierra. Aquí fue rota la piedra. Aquí fue derrumbado el sol…” nos dice el poeta ubicándose en la que después llamará “la ciudad genital del continente…” “Ruina mercante. Arte atado. Domado idioma. Ciencia ciega. Ombligo sucio. Música mendiga. Palabra pálida. Cruz sin Cristo. Ciudad delirante…”. Yo me afirmo en la convicción de que la buena poesía es visionaria y a pesar de haberse escrito este texto hace más de 40 años, las similitudes con el presente saltan a la vista. Era el Cusco, nuestra tierra la que motivó y seguirá motivando profundas reflexiones sobre el escenario nacional. Este poeta fuertemente vinculado a los movimientos sociales y campesinos de los 60s en la región, ejerce un discurso literario pero con proyección Latinoamericana. Poemas como “Ciudadana, Examen al estudiante, Noel: vete de mi país o Réquiem para las alas ensangrentadas de la patria” nos ubican en el universo mágico de la palabra donde otro mundo nace a cada verso.
En el Cementerio Almudena, Pabellón San Pablo A-15, es donde descansan los restos de René Ramírez Lévano, pero no su poesía. La poesía no descanse mientras sea la injusticia el pan de cada día y la voluntad de hombres y mujeres quien lo permita. La poesía no descansará en el Cusco mientras nuestros niños mueran de frío. O como decía Manuel Scorza pensando en el Perú: “mientras alguien padezca la rosa no podrá ser bella, mientras alguien mire el pan con envidia el trigo no podrá dormir, mientras llueva sobre el pecho de los mendigos mi corazón no sonreirá…” (Epístola a los poetas que vendrán). La palabra nos envuelve de compromiso y establece junto a otros un cordón umbilical. Por ello, nos reunimos alrededor de la poesía de René Ramírez Lévano e invitamos a sus amigos y los seguidores de su huella creativa: Luis Castro García, Manuel Gibaja, Hugo Contreras y Rodolfo Rodríguez para realizar un sentido homenaje al poeta de «Cuestión al Cusco».