EL BUEN ORADOR TRIUNFA

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SUSANA CARRIZOSA

Madrid

La glosofobia o el temor a hablar en público es una de las grandes asignaturas pendientes de la alta dirección y mandos intermedios de la empresa española

El fallecido fundador de Apple, Steve Jobs, durante el memorable discurso en la Universidad de Stanford en 2005.

El fallecido fundador de Apple, Steve Jobs, durante el memorable discurso en la Universidad de Stanford en 2005

La habilidad de comunicar en público es una asignatura en la que suspenden la gran mayoría de mandos intermedios y alta dirección de la empresa española, según las conclusiones de la última jornada celebrada por la Asociación para el Progreso de la Dirección (APD). “Hablar en público y transmitir un discurso ameno y motivador al equipo es el talón de Aquiles de las capas directivas en España”, afirma la experta en comunicación Paloma García-Navas, socia de la consultora CARE. Para ella, ejecutivos como Antonio Catalán, presidente de AC Hoteles, Jesús Vega, exdirectivo de Inditex o Joan Antoni Melé, miembro del consejo asesor de Triodos Bank; son espejos en los que deberían mirarse muchos ejecutivos para potenciar esta habilidad.

En el siglo de la comunicación es impensable que hablar en público represente un lastre y un freno en muchas carreras directivas, por lo que son ya muchos ejecutivos los que han decidido comenzar a entrenar esta habilidad. Vega cuenta que para mejorar su comunicación dio “clases de teatro con el objetivo de aprender a moverme con seguridad en el escenario y saber modular la voz”. Para Melé, la clave reside en a naturalidad: “Cuando empiezas a dar charlas no sabes si memorizarlas, si ir con papeles… es un caos. Al final todo es más fácil. Es un encuentro humano en el que tienes que ser tú mismo y contar lo que sabes desde la coherencia. Yo hablo en función de lo que capto en la audiencia y es la que me inspira para ir en un sentido u otro”.

Vocabulario técnico

“Los ejecutivos españoles suelen tener a su favor que son asertivos”, prosigue Paloma García-Navas, “visten bien y tienen un gran conocimiento, sobre todo técnico, de las materias en las que son líderes. Pero están demasiado orientados a la tarea, tienen poco tiempo, van al grano, no saben estimular la participación de los equipos y, ante grupos grandes, se bloquean y experimentan miedo”.

Precisamente para enfrentarse a una audiencia sin miedo “el escenario puede ser tu amante o tu enemigo”, dice Vega, que recomienda “ser generoso. Pensar que tus palabras van a ayudar a la gente. No te centres en ti, piensa en los demás”. Y añade: “para hablar en público o a tu equipo no hay más secreto que hacerlo desde el corazón, con sentimientos y emociones, se siempre divertido aunque expongas datos y cifras; muestra tus fortalezas y también debilidades en el escenario y cuida fondo y forma en la que te expreses, vistas y gesticules”.

La glosofobia constituye un grave problema para las empresas. Tener capacidad para comunicarse, persuadir y hacer llegar de forma clara el mensaje a otros es una característica imprescindible para cualquier ejecutivo. “Es un problema de formación porque en este país a nadie se le ha enseñado a ser jefe. ¿Cómo se manda? Los directivos saben mucho de los suyo pero no les han formado para transmitirlo con éxito y eficacia”, afirma el profesor de comunicación de ESIC, Gorka Zumeta.

Y es que la mayoría de las personas experimentan miedo e inseguridad ante la perspectiva de dirigirse a una audiencia al saberse observado y evaluado. El informe de Adecco sobre glosofobia (miedo a hablar en público), estima que un 75% de la población sufre algún sentimiento de ansiedad y nerviosismo al hacerlo. “La sensación de preocupación y leve ansiedad anticipatoria (me voy a quedar en blanco, me van a notar que estoy nerviosísimo…) es normal desde la perspectiva psicológica”, aclara Olga Córdoba, psiquiatra y psicoterapeuta del Hospital Universitario Gregorio Marañón, “y se supera a medida que la persona se expone más veces y comprueba por sí misma y por el feedback que recibe del público, que lo hace bien. Para combatir sensaciones físicas incómodas (palpitaciones, sudor, rubor, temblor, sensación de hormigueo en las manos u otra parte del cuerpo) la mejor recomendación es no desistir, ya que irán desapareciendo según tomemos confianza y veamos que sí somos capaces de hacerlo. También es importante aprender a controlar nuestro diálogo interno que nos boicotea [voy a fracasar, me voy a bloquear…]”.

https://elpais.com/economia/2015/10/02/actualidad/1443773646_286527.html

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