Por segundo año consecutivo, la Corp. Educativa Khipu, convoca a la campaña de reforestación Hatun Tarpuy 2020. El año pasado, realizamos acciones interinstitucionales y con diferentes organizaciones y colectivos en las áreas verdes de la Av. Camino Real (Cusco) y en el área de amortiguamiento del nevado Salkantay, en Soraypampa (Mollepata). Este año, ante las reincidentes agresiones a los bosques de nuestra región consideramos urgente una campaña que fomente la reforestación y el respeto a la naturaleza.
El Hatun Tarpuy o “Gran Siembra” es una campaña que guarda el objetivo de plantar árboles nativos, plantas medicinales y flores oriundas en el departamento del Cusco. Nuestro interés es promover la toma de conciencia asumiendo un compromiso por el cuidado y la preservación de los bosques y las áreas verdes de nuestra ciudad y región. Consideramos que el respeto por la Madre Tierra debe ser la mayor motivación no sólo de nuestros niños y jóvenes sino también de colectividad en su conjunto.
Co-organizan: Corp. Khipu / Ideario Sur / Supay: Publicidad y Marketing / Panaka Gestión Cultural / La Huerta de Tipón / Ayllu Visual / Art-Restauro Asociación
Creámoslo o no, el modo de vida de nuestras ciudades está destruyendo el ropaje de hielo que da luz a nuestros ríos y produce fuentes de agua. Ya lo dice el entrañable Ribeyro en sus “Prosas apátridas”: 20 “Habituados a la ciudad, ignoramos, hombres de esta época, todas las formas de la naturaleza. Somos incapaces de reconocer un árbol, una planta, una flor. Nuestros abuelos, por pobres que fuesen, tuvieron siempre un jardín o una huerta y aprendieron sin esfuerzo los nombres de la vegetación. Ahora, en departamentos u hoteles, nos vemos sino flores pintadas, naturalezas muertas o esas raquíticas plantas de macetas que parecen sembradas por peluqueros.”
Esta propuesta de trabajo interinstitucional y esfuerzo ciudadano establece un precedente saludable para futuros proyectos colectivos que promuevan la preservación y el cuidado de la naturaleza como la aceptación misma de nuestra identidad tan vinculada a la Madre Tierra. El elemento más sincero de nuestra andinidad debe ser asumir esta relación ecológica y al mismo tiempo, espiritual. A las altas cumbres y los bosques les debemos las fuentes de agua y sembrar un árbol debe ser un acto permanente como cosechar lluvia o sembrar peces. Devolver vida a la fuente de nuestras vidas, debe ser la prioridad del ciudadano responsable en el siglo XXI. Aquel que comulga con la tradición y el ecosistema, como también con su futuro.